Gradovi Utočišta

Belgrado, Serbia, Noviembre 2011

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El concierto debió haber iniciado a las 7:00 pm. El concierto empezó 45 minutos más tarde. Me enoje? Nada, ni un poco.

Nos encontramos al acordeonista justo a las afueras de la Biblioteca Pública de Belgrado, donde el concierto se iba a celebrar.”El resto de la banda viene en camino desde Novi Sad y probablemente se quedaron atorados en el tráfico”, Bojan justificaba el retraso del concierto.”Deben de llegar aquí en cualquier momento”, agregó mientras sostenía su cerveza fría en la ya fría capital de serbia con la esperanza de retener a la pequeña multitud que aun esperaba.

A pesar de que no tenía idea de lo que estaba a punto de escuchar estaba muy ansioso por ver a la banda. Yo y mi compañero canadiense Nadim aguardábamos pacientemente el momento de entrar a lado de un par de cervezas que el tuvo la gentileza de invitar.Teníamos grandes expectativas por la tocada. La razón, el concierto había sido descubierto por nuestros compañeros CouchSurfers brasileños que se distinguían por tener un buen gusto musical. Ellos ya habían invertido muchas horas explorando la escena musical de la ciudad y en su más reciente descubrimiento habían encontrado este cartel prometedor a las afueras de la biblioteca que leía:

Gradovi Utočišta
14 de Noviembre
Biblioteca Pública de Belgrado
Música de los Balcanes.
19:00
ENTRADA LIBRE

Al menos es lo que que creyeron leer. A pesar de las posibles dudas decidieron correr la voz e invitarnos. Así que confiando en el buen juicio de mis nuevos amigos decidí seguirlos ese día.

“Entonces, ¿Qué tipo de música balcánica tocan?”, Le pregunté a Bojan de una manera muy ingenua.”Bueno, no somos precisamente una banda folclórica balcánica.Nuestra banda es más bien una mezcla de folk y clásica que toca música lenta”.Bojan respondió a mi pregunta pacientemente. “Espero que les guste y no la encuentren aburrida”, cerró su declaración. Casi al mismo tiempo que había terminado de contestar a mi pregunta el resto de la banda llegó y empezaron a organizar sus instrumentos para el pequeño concierto.

Un par de minutos después de su llegada, bajamos las escaleras hacia el escenario que se encontraba a la altura del piso decorado con tan solo un par de luces traseras donde ellos se encontraban listos para iniciar. Las luces también iluminaban las ruinas romanas que alguna vez sostuvieron la estructura de la biblioteca de la ciudad y que ahora fungían como la decoración de fondo de este pequeño recinto musical. Los cinco músicos: Milica Svirac (violoncello), Tijana Stanković (violín), Bojan Palikuća (acordeón), Borislav Prodanovic (batería) e Iván Čkonjević (guitarra) estaban sentados en silencio cuando el plato de los tambores marcó el inicio del concierto.

Durante la siguiente hora estábamos todos, sin duda, sometidos a los sonidos de su auto proclamada música “lenta” .

Bojan nos había ya advertido acerca de la tranquilidad de la música, pero se olvidó de compartirnos la característica más importante de su música: su poder. La energía extremadamente poderosa que emanaba de sus instrumentos. Tan poderosa que todo el mundo en esa habitación en ese día hizo que se sintiera en el momento idóneo y en el lugar perfecto independientemente de todo lo que había sucedido.

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