1,000 km Demasiado Rápidos en Tailandia

Acampando en Tailandia

Acampando en Tailandia

Alor Setar, Malasia, Septiembre, 2013

El chiste es ser lentos, de eso estoy convencido. Mis padres llegaban el 9 de Agosto en la noche y quería estar ahí para recibirlos. Tan sólo faltaban 16 días y aún estábamos en Bangkok. En realidad era tiempo suficiente para recorrer los 1,100 km que nos faltaban a la frontera, pero en el recorrido muchas cosas pueden pasar y queríamos pasar al menos unos 4 días en las playas de Krabi en Tailandia.

Así que le pedaleamos. El mismo día que partíamos de Bangkok por asares del destino, un canal de cable local quería hacer un reportaje sobre nuestro proyecto. Accedimos con mucho gusto, 15 minutos de fama nos caerían bien para darle fuerza a nuestro mensaje: Promover el viaje en bicicleta como un medio para fortalecer la empatía social. Así que Ben, un reportero joven y audaz, hizo una nota sobre nosotros y nuestro proyecto que apareció una semana después de que la grabaron. Aquí se las dejo para los que no tuvieron oportunidad de verla antes.

Ese mismo día nos despedimos de Brian, Donal y Koy nuestros grandes queridos amigos de Bangkok para seguir nuestro recorrido hacia el sur de Tailandia.

Es chistoso pero el mismo día que grabamos para la tele dormimos en una choza de madera a lado de barriles de aceite, un recordatorio de lo que realmente somos, viajeros con más recuerdos que fama.

Nuestra casa por esa noche.

Nuestra casa por esa noche.

Pedalear con prisa en un país como Tailandia es muy doloroso, hay tantas cosas que ver y todas ellas a precios muy accesibles. Parques nacionales, playas, balnearios de agua caliente, ríos y paisajes deslumbrantes. Recuerdo que Annika se sintió un poco frustrada por no podernos quedar al menos un par de noches en otro de los parques nacionales que estaba a tan sólo 20 km de nuestro camino. Cuando uno viaje en bici, 20 km son al menos tres horas de desvío, una hora y media de ida y otra de regreso. Imposible si el día uno quiere pedalear los 100 km necesarios para llegar a tiempo a nuestra meta.

 

Annika va por delante.

Annika va por delante.

Aunque un día corrimos con muchísima suerte, un pozo de agua caliente estaba a tan sólo 500 metros de la carretera principal. La entrada sólo costaba alrededor de 10 pesos mexicanos, así que la decisión de entrar fue muy fácil de tomar.

 

Annika pedaleando hacia la Playa

Annika pedaleando hacia la Playa

Las carreteras son muy seguras, muchas de ellas son lo suficientemente pequeñas para hacerlas casi caminos exclusivos para bicicleta. Los caminos “rurales” como ellos las denominan, están todas pavimentadas y en excelente estado. A cada rato hay tiendas donde te obsequian agua fresca, hielos y ofrecen refrigerios de todos tipos a precios ridículamente baratos. Dormir en Tailandia es muy fácil, pues casi cada templo budista permite a los viajeros alojarse al menos una noche. La tradición inició hace ya varios años cuando en Tailandia no había hoteles y los templos fungían como una especie de refugio para los que hacían peregrinaciones o iban de paso a otros lugares. Desde entonces hay templos que te pueden ofrecer desde un espacio para acampar a un precio muy accesible, un espacio en un lugar seguro para dormir e incluso un cuarto con ventilador para clavar el pico. Tailandia es un país muy hospitalario y hay muchas personas dispuestas a ayudar a los viajeros en dos llantas. Su topografía también nos ayudo a pedaleara bastante rápido, la mayor parte de la carretera es plana.

El atardecer Tailandes

El atardecer Tailandes

Todos los días pedaleábamos duro, después de 10 días de darle constante llegamos a nuestra primera meta, Krabi, las playas donde hace un par de años serían una de las protagonistas de una de las tragedias más grandes de la década pasada. El tsunami que acabó con la vida de miles de personas un 25 de Diciembre. Nadie creía lo que estaba sucediendo, de hecho estando ahí me podía imaginar perfectamente como una tragedia como estas no cabía dentro de la sensación paradisiaca de éste lugar.

Yo también amo a Krabi

Yo también amo a Krabi

Con nuestras piernas cansadas pero nuestro espíritu fuerte celebramos cuatro días en las bellas playas de éste lugar. Aprovechamos para despedirnos de un país que aprendimos a amar. Para nosotros Tailandia ha sido más que un hermoso recuerdo, sino una de las revelaciones más bellas de nuestro viaje. Espero regresar y si algún día piensan pedalear por sus calles, traten de programar mucho tiempo, será lo único que le reprocharán a éste país, la falta de tiempo para poder descubrirlo.

 

La playita de Ao Nang en Krabi

La playita de Ao Nang en Krabi

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