Filoxenia Para Todos

Kavala, Grecia, Diciembre 2011

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*Filoxenia: en griego hopitalidad, bienvenida, alojamiento.

Es el 24 de Diciembre un dia antes de la Navidad. Annika y yo, armados con una lista de ingredientes para nuestra cena, partimos hacia el supermercado más barato para hacer nuestras compras. “Tenemos una hora para hacer las compras”, rugí con furia estomacal. La idea era cenar temprano para después encontrarnos con nuestras familias vía Skype y enseguida encontrarnos con nuestros amigos Johny y Athina (nuestros caseros) en punto de las 9:00 pm. Sin embargo, dominado por un castillo de la época bizantina, el hermoso puerto de Kavala y sus habitantes tenian otros planes para nosotros.

En tiempo record Annika y yo nos hicimos de los ingredientes necesarios para preparar la cena. Con unos cuantos minutos de sobra decidí tomar algunas fotos en los alrededores intentando retratar el caos hermoso que se crea alrededor de esta fecha. “Ahora vengo,” le dije con toda la seguridad del mundo. “Yo espero aqui con mi cigarrito,” me contestó. Con los ojos bien abiertos buscaba captar el vaivén de los compradores que abarrotaban las panaderias, las dulcerias y los puestos de fruta. Entonces los ví, un grupo de hombres que reía a grandes carcajadas entre el humo de un asador ardiente y el olor a carne que era inconfundible a mi olfato. Decidí encaminarme hacia ellos para ver que podía captar con mi cámara.

Un poco nervioso y malamente inseguro, me acerqué a ver si podía tomar un par de fotos de esta amistosa reunión a la que nadie me había invitado, en medio de la calle y justo al lado de un kiosko. Fue entonces cuando Yannis se acercó con curiosidad al ver que tomaba fotos del momento y me preguntó en inglés: “where are you from?”. “México” respondí en una sola palabra. Y nuevamente mi nacionalidad me ayudo a causar simpatía entre los locales. En seguida Yannis me introdujo al grupo en voz alta “toporos..anglogos..Mexicanos”, alcancé a escuchar en griego. La reaccion fue inmediata “Ohh Nery Castillo, Chivas y Tequila” coreaban en grupo seguido de varias palabras en griego. “Mexicanos nos gustan, nosotros somos similares no como los alemanes”, me explicaba en voz alta Yannis. Y justo cuando escucharon Germans en inglés cada quien extendió sus manos formando una V y apuntaban hacia su entrepierna mientras reían y gritaban el nombre de Angela Merkel, la canciller de Alemania. En ese mismo instante recordé que Annika me estaba esperando.

Fue entonces cuando todos me dieron luz verde para tomar las fotos que quisiera. Posaron para mí con gusto y con libertad. En cuanto terminé quise despedirme de ellos pero Yannis ya tenia en su mano un sustancioso vaso de Tsipouro preparado especialmente para mí. “Toma todo de una” me decía el jefe de la noche (el maestro de la parilla). Accedí sin problemas a sabiendas de que un Ohi (“No” en griego) sería causa de una gran ofensa. Y justo después de recibir el golpe de este licor tradicional del pueblo ya tenian un plato con carne de puerco y pan para mí. Lo tomé y al darme la vuelta Athina, la esposa de Yannis, me dio un pedazo de salchicha en la boca y sonrió. Fue entonces cuando me di cuenta de que no me iban a dejar ir. “Yannis ahora vengo, tengo que ir por mi novia que me está esperando… pero es alemana, crees que haya problema?” le dije. “¿De qué hablas?, ella no es Merkel, aquí todos somos un equipo, ésta es la vida griega: Filoxenia para todos” me contestó. Regresé entonces con Annika y la recibieron de la misma manera, con la única diferencia de que fue vino tinto lo que a ella le ofrecieron. “Y bueno ya que estamos aquí, ¿de quién es la fiesta?” pregunté. “Amigo la fiesta es de todos. Aqui sólo conozco a él y él conoce a éste otro que invitó a otros cuantos y aquí todos celebramos. Hoy es Navidad de amigos y mañana es familia, es la tradición.” me explicaba.

Entonces escuché a los muchachos hacer sonar una caja llena de monedas que tenía escrita la palabra Chicken y decirme “Guadalajara” y yo respondía: “No, no…Tijuana, pero con gusto coopero”. Yannis no ocultó su risa y le dijo a Annika, “Los chicos andan jugando amigablemente con tu novio. Le dicen Guadalajara porque hay una zona aqui en Grecia que se llama asi y él con sus ojos pequeños se parece a la gente que viene de ahí. También dile que no tiene que dar nada, sólo están bromeando”. “Pero es buena señal, quiere decir que les cae bien”, agregró Yannis con una sonrisa. Yo aún creo que había algo mas detrás de la broma pero, como siempre, no quise investigar.

Comidos, tomados y bailados el tiempo se extendió y nuestros planes se esfumaron. Estábamos viviendo la vida griega que los locales se esforzaban tanto en explicar. “Aquí los amigos, la comida y la convivencia es lo más importante”, me decia Yannis “lo demás no importa.” Al poco tiempo llegó la dupla de música gitana y Athina se acercó y les dió 10 euros para que animaran la fiesta. Ellos hicieron su trabajo. Y mientras el tamborilero tocaba los muchachos le daban, en un acto de malabarismo, Tsipouro y un pedazo de carne. Gente foránea llegaba con pan, carne, queso y vino y nuevos amigos se retiraban llenos, borrachos y contentos. Bacco, el dios griego del vino y la fiesta, se hacía presente en este día en forma de otro tipo de abundancia. Aquella que debe existir siempre en estas fechas, especialmente un día antes de una de las celebraciones más grandes del mundo cristiano.

En un país donde los sueldos son los más bajos de toda la Union Europea y el sistema financiero se encuentra en una quiebra inminente, los amigos, la familia y la Filoxenia que existe para todos, nos hace recordar que la verdadera riqueza no se puede medir con los clásicos estándares económicos. Despues de un par de horas de convivir con nuestros nuevos amigos mi estómago estaba satisfecho con más que sólo comida y bebida. Una gran tarde que nunca voy a olvidar.

 

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