El Secreto

Sofía, Bulgaria Junio 2011

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La Mezquita en Sofia, Bulgaria

Seguramente en mi ciudad hermosa de Tijuana hay una Mezquita que se asoma de entre las Iglesias o los Centros Nocturnos . Pero tuve que venir hasta Sofía en Bulgaria para poder entrar por primera vez a una y conocer sus secretos.

La Mezquita en Sofía se encuentra ubicada justo a un par de cuadras de la Sinagoga, la más grande de Europa. Inicialmente Annika y yo teníamos sólo la intención de visitar la Sinagoga pero su belleza interior y su misticismo nos dejo con hambre de más. Fue así como después de visitar la Sinagoga nos dirigimos hacia la Mezquita.

En la puerta nos recibió un guardia. Nos cobro 2 levas por persona (1 Euro) y nos pidio que siguieramos unas sencillas reglas. Para ingresar debíamos quitarnos nuestros zapatos y que Annika usara una túnica verde que le cubría el cuerpo y la cabeza.  Una regla que sigue vigente desde los tiempos de Mahoma para demostrar respeto y solemnidad en los templos de rezo desde hace más de 1,500 años. Al ingresar me asombre de la belleza de la pared de oración, temo aceptar que fue hasta que regrese a una computadora y leí un poco sobre el tema supe que frases del Corán y un mosaico de La Meca era lo que hacían de esta pared muy vistosa. Annika y yo no teníamos idea de cómo comportarnos. Salí por un momento y pedí permiso al guardia para sacar un par de fotos y me la concedió.

Sofía alberga alrededor de 1.19 millones de habitantes de los cuales aproximadamente el 12% de ellas son Musulmanes.¹ De todas estas personas tuvimos la fortuna de esuchar por primera vez su voz:

“Disculpe tiene usted permiso de sacar la foto?” con una voz baja nos preguntó.

Yo conteste, “Sí, pero no quiero ser irrespetuoso. La verdad es que no sé qué se puede y que no se puede hacer dentro de una Mezquita.”

“Vengan suban conmigo.”respondió, mientras nos llevo por las escaleras que accesaban la sala de rezo de las mujeres.

Su nombre Aisha, una devota e instruida musulmana. Estuvimos más de 40 minutos platicando con ella . Hablo de Allah, de la poesía de Rumí. Nos explico de la pureza con la que se percibe a la mujer en el Islam, razón por la cual deben de cubrirse el cuerpo. Aclaró, cómo las palabras del Corán la confortaban en su tristeza y la abrazaban en sus miedos. Subrayó la obligación del musulmán de predicar al mundo el amor y la compasión. Finalmente suspiró, y con sus grandes ojos verdes aceituna mirandonos fiajmente a los nuestros nos revelo su secreto…

“Todo mundo tiene una intima y profunda relación con Allah, tan sólo hay que hablarle”.

No fueron las propias palabras las que tocaron mi espíritu, fue la forma en que nos revelo aquello que para ella era muy importante lo que me sacudió. Creyente o no, no pude contener mi admiración por una persona que forjaba su fe con una pasión constructiva, amorosa, lejos de cualquier sombra. Me di cuenta de la importancia de la fe. Aquel día me dieron más ganas que curiosidad de visitar Meca en Arabia Saudita.

1CIA THE WORLD FACT BOOK