Camboya, de la caída al resurgimiento

Annika y yo en el bayon

Annika y yo en el bayon

Poipet, Camboya, Junio 2013

El tiempo esta haciendo de las suyas. Encontrar un lugar donde pasar la noche todos los días, o bien su gran mayoría ya esta cansándome. Me gusta bañarme, pero a jicarazos ya es un poco cansado. La bici pesa más y el tiempo no es favorable. Me siento apachurrado un poco desanimado, y aunque tengo a mi preciosa a mi lado extraño la comodidad que teníamos en nuestro departamento. Sí el poder llegar a tu casa y tirar al piso tu ropa sin tener que preocuparte de recogerla hasta el día después! Y que decir de los cambio de ropa, 4 playeras en tu armario y sin sentir culpa de cargar más de lo debido. Falta poco para cumplir los dos años pedaleando y los estragos del tiempo son cada vez más evidentes.

Pasando por un pueblo Musulman en Camboya

Pasando por un pueblo Musulman en Camboya

A 200 km antes de llegar Sieam Reap llegamos a casa de Bunny. Una Comboiana linda, amigable y abierta, como lo es su gente. “Se pueden quedar a dormir aquí”, nos invito con tan sólo conocernos un par de minutos. El día era muy caluroso y me urgía un baño, nos ofreció despedirnos del Mekong y bañarnos ahí. Lo hicimos, un grupo de niños jugaba en el río y los dueños de las vacas aprovecharon el tumulto para acercarse a los “extranjeros” y decidieron bañar sus vacas en el río. La escena era exótica, espectacular e inusual, el medio del río Mekong con el sol del atardecer nadando entre risas de los niños, vacas y una luz insuperable.

Una sóla palabra idea rodeaba mi cabeza, esto es reconfortante. Bunny había me había obsequiado más que una casa, sino un golpe de energía para seguir, para luchar por el viaje y re enamorarme de la vida emigrante todos los días en un lugar distinto, las sorpresas.

Bunny recibiendonos en su casa.

Bunny recibiendonos en su casa.

El sentimiento que tuve a 200 km antes de llegar a Sieam Reap no se fue sino hasta que deje Camboia. No culpo a la gente, tampoco a su geografía, pero quizá si tiene un poco la culpa su historia. En un país en donde hace tan sólo 30 años el 30% de su población culta fue masacrada, por los ideales de un ser sin escrúpulos llamado Pol Pot que bañado de ideas tontas como las de reinventar un país de granjeros matando a todos los que no eran (incluyendo ingenieros, maestros, gente con lentes porque se creían que eran intelectuales, escritores, artistas, politicos, etc)   dejo su huella muy profunda en mi inconsciente. Se sentía, era evidente la falta de escuela de mucha gente, lo notabas en como muchos de ellos no podían leer una calculadora, como en muchas casas la basura estaba por todos lados, en varias casas no había letrinas o algún hoyo donde defecar. El daño que el Khimer Rouge hizo a este país me hizo sentir muy abajo en mi estadia en éste gran país, de legado de la cultura Khimer, los arquitectos del templo de Angkor Watt y el Bayon.

La Vaca Sagrada

La Vaca Sagrada

Mi experiencia en Camboya culmino con un resurgimiento de una enfermedad que sospecho fue dengue. No tuve otra opción que disfrutar de las ruinas enfermo, pero con la reconfortante sensación que te da estar en un lugar sublime, bello, e impresionante, como ningún otro lugar al que había estado en mi vida. Las ruinas entre la jungla preservada porque es turística, sin deforestar, la idea más cercana de como sería Camboya antes de su deforestación necesaria.

La Vaca descendiendo al río.

La Vaca descendiendo al río.

La vaca comparte el río con nosotros.

La vaca comparte el río con nosotros.

Al tercer día de la visita y después de pedalear más de 500km en sus territorios Camboya y yo hicimos las pases pero su marca en mi vida habrá de quedarse para siempre. Espero que al regresar un día los Camboyanos hayan encontrado la cura a tanto dolor que enfrentan con las mejores armas que los caracterizan: su buena voluntad y la pureza de su corazón.

En el mundo de Indianna Jones

En el mundo de Indianna Jones

Ahora que regrese a Tailandia, me he recuperado y mi sana lujuria por seguir descubriendo el mundo y pagar el precio de hacerlo en bici ha regresado. Gracias Camboya por obsequiarme algo invaluable , de algo que ellos saben mucho: el resurgimiento.

El gran Árbol Maestro

El gran Árbol Maestro

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